lunes, 8 de abril de 2013

XXVIII

Miércoles, Octubre 13, 2010


 

El que sea yo uno de los pocos excelentes seres humano que quedan sobre la faz de la tierra (a veces lo soy), no quiere decir que no me den ganas de matar eventualmente a mas de tres compañeros de trabajo, dos de ellos parte de “la sección amarilla” y otro nacional, así que antes de ponerme al limite de mi paciencia decidí salirme de la oficina, pasar por un café y tomar un respiro, así que Stabucks se leía en mi GPS interno.

llegue, pedí un té, que no están los ánimos como para café, y me senté a hacer nada y tal como suele ocurrir fui interrumpido, no por el teléfono, no por un saludo , si no por un grito de espanto – te sentaste sobre Puca!-
Osea!!! si me pare y si ahí estaba una Puca chiquitina, con mi enorme trasero encima, así que la sacudí y se la regrese a su dueña quien me vio con unos ojitos acusadores y los labios fruncidos, como soy un caballero y mas frente a una pequeña damita me disculpe con ella y con Puca, ¿¡porque diablos lo hice!?, eso le pareció lo mas divertido a la niña, que yo me disculpara con su muñeca pues le saco una sonrisa, en lo que ella se reía mi reacción natural de buscar al adulto responsable de la niña se vio compensada por una de las baristas del café me dijo que su mama la había dejado encargada unos minutos, lo cual no me dio ni medio segundo de tranquilidad , de verdad ¿Cómo hacen eso?, bueno el tema es que me volví a sentar y ya la niña estaba sentada en un taburete que había al frente del sofá en que yo estaba y comenzó la entrevista
-¿como te llamas?-
- Antonio, ¿y tú?-
-Sofía, ¿Qué tomas?-
- te-
Y de repente se levanto, y se fue atrás del sofá, lejos estaba yo de imaginarme la razón, regreso con una mochila llena de colores y la abrió, saco una cafetera de plástico y dos tazas – yo tengo este juego de te, me pones te en la tetera-
- es que te puedes quemar esta muy caliente-
- no me quemo, ponle poquito-
y si , ahí me tienen poniéndole de mi te en su tetera, para que después me diera una de las tazas y me sirviera, yo le sonreí y puse la taza delante de mi, y le di un sorbo a mi te y ahí de nuevo me grito
-no!, no tomes de tu vaso, toma de la taza que te serví, es de mala educación no tomarse lo que te sirven!-

Así que ahí me tienen tomando te de una tacita que relleno cuatro veces, en lo que llego su mama…y por alguna razón el te que quedo en mi vaso ya no sabia tan bueno, regrese a la oficina de excelente humor.

Por eso no me gustan los niños, le cambian el sabor a las cosas.

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